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El Vidrio del Milagro
La ciudad en esa tarde del regreso a la casa del centro, se cubriò plomiza; por las calles escapò la gente, el trueno lejano retumbò, acercàndose màs y màs con mayor indignaciòn. Despuès, la noche recibiò el temporal; volaron las chimeneas, cayeron los àrboles, el granizo destrozò las plazas, y por fin - al atisbar la madrugada, como si hubieran sido tomadas las oscuras nubes por una invisible mano - despejò el firmamento, dejando el ambiente en sileciosa paz.
Con sorpresa, en la mañana de sol, el padre del Joven de Leo, descubriò que el agua caìda habìa penetrado por las juntas de los hierros del armazòn de la vidriera alta, que cubrìa casi totalmente, a manera de techo, el amplio ambiente del jardìn de invierno.
De inmediato ordenò su reparaciòn y, en el atardecer de ese agitado dìa, pudo verse que las diltradas aguas , tal vez contaminadas por la masilla y la herrumbre de las juntas, habìan producido caprochosas manchas sobre uno de los cuadrados vidrios, y que al secarse èste, mostrò sobre su esmerilada superficie, perfectamente plasmada, como si hubiera sido cuidadosamente pintada en tonales ocres, la exacta cabeza en espinas de «El Cristo de Velàzquez».
El Asombro en la casa fue general. Todos la vieron. Todos constataron esta superior verdad. Allì, estampada en el vidrio alto del techo llovido, se mostraba con nitidez que emocionaba, la cabeza herida de «El Cristo de Velàzquez».
Un alto prelado de la Iglesia, amigo de la familia, sabedor del hecho, concurriò para verle y quedò sinceramente asombrado.
«En verdad era ello una prueba fidedigna e innegable de la presencia de Dios», dijo y sereno alzò la mano derecha y bendijo el cristal, agregando: ¡Señor! Tù en este dìa has llegado a nosotros; mañana llegaràs al mundo en triunfos, aguardamos porque ya es la hora de la confusiòn, del odio, de la concuspiscencia, de los males morales y de la destrucciòn».
«Aguardamos porque ya es la Hora de la pronta verdad, del arrepentimiento, de la redenciòn y de la paz».
«Señor; somos y seremos en Ti y ¡por los siglos! Amèn.»
Con el correr del tiempo, cuando ya habìa fallecido el anciano jefe del hogar, la casa, su paterna casa, fue subastada.
Antes de abandonarla, el joven de Leo, corriò al jardìn de invierno para llevar consigo el vidrio del milagro, màs ... habìa desaparecido.
Aquella tarde el joven de Leo llorò... y fue su tercer llanto.
BSP
Dib Prof I pag 164-165
El mismo Cristo de Velazquez en una Psicografìa:
"CRISTO . Llegarà el dìa en que la humanidad reconocerà la llegada de Cristo Rey" Año (1939)
Ahora veamos mas de cerca la cabeza con la corona de espinas que es el detalle que lo identifica como el Cristo de Velazquez
Despuès de haber leido el texto que nos dejò BSP, y las palabras del "prelado" que bendijo la imagen milagrosa del vidrio... recordè la siguiente psicografìa:
Asì sea Señor, gracias por tantas enseñanzas que nos das a travès de tu hijo BSP!